por Memé Boyzo
Desde que nací fui un privilegiado. Tuve la gran fortuna de crecer entre americanistas, entre títulos y proezas que fueron permeando de gloria, orgullo y pasión a mi corazón.
Mis primeros recuerdos son de cuando tenía 3 años de edad. Me recuerdo viendo a mi padre, mis tíos y primos celebrar el campeonato contra pumas en aquel 1988. Los momentos más felices de mi niñez fueron con mi padre en la tribuna o a su lado frente al televisor, sufriendo con la derrota o gozando por las victorias, pero sin duda, siempre disfrutando y viviendo al América.
Pasaron los años, y un día del 2008, sentado junto a mi primo Alejandro —en la misma platea baja norte en la que nos habíamos sentado durante 15 años—, reflexionaba sobre aquel terrible torneo, y entonces me pregunté… ¿Seremos los únicos que venimos a sufrir todas las derrotas que nos tuvimos que tragar éste semestre, ¿Seremos los únicos que nos desgañitamos en cada gol? ¿Seremos los únicos que estemos tan locos y a la vez enfermos y enamorados por el América? ¿Seremos los únicos que vengamos cada 15 días?
Pasaron algunos años más y como si los hubiera invocado comenzaron a llegar los Esparza, los Vega, los Jiménez, los Ugartechea, los Valencia, los García, los Reyes… Hoy los Hernández, los Sarmiento, los Ávila, los Casuso y los Ponce… Tremendos aficionados americanistas pero sobretodo estupendas personas.
Hace algunos meses tuve el honor de ser invitado por Pedro García y Fausto Ponce para sumarme a éste increíble proyecto el cual me ha dado la posibilidad de interactuar con personas importantes del medio a los cuales admiro por su trabajo, profesionalismo y gran capacidad. Y una cosa he aprendido, formas de ver y de interpretar al América hay muchas, pero de amarlo sólo una.
Gracias totales a Los más grandes y al podcast Tiembla el Estadio. ¡Feliz aniversario!